Galería RGR se complace en presentar Color y línea en movimiento, la segunda exposición individual de Carlos Cruz-Diez en la galería. La muestra está compuesta de 12 obras, pertenecientes a diferentes líneas de investigación en las que el maestro exploró el comportamiento del color como un fenómeno autónomo. A lo largo de la trayectoria de Cruz-Diez, los resultados de su visión han evolucionado constantemente a través de su investigación persistente sobre cómo crear un arte dinámico que se mantiene independientemente de las herramientas referenciales precedentes.
Las Fisicromías fueron la culminación de los experimentos con color que Carlos Cruz-Diez comenzó al principio de su carrera. La primera fue creada en 1959 y continuaron durante más de seis décadas. El uso inicial de Cruz-Diez de cartones multicolores y, posteriormente, de acrílicos o PVC colocados sobre planos pintados formando configuraciones geométricas, evolucionó con el tiempo, adaptándose a nuevas tecnologías y materiales. Representan la maduración de sus investigaciones sobre el color. Además, fueron fundamentales para generar un léxico propio en sus creaciones y permitieron nuevas formulaciones ópticas en series posteriores.
Las Fisicromías funcionan como "trampas de luz" al contener unas laminillas verticales que sobresalen de la base. Estas "aletas" atrapan la luz ambiente y reflejan un color en la superficie, alterando el existente, el cual está construido por tramas de colores a las que Cruz-Diez llamó, "módulos de acontecimiento cromático".
En su serie Color Aditivo, la radiación del color es el tema principal. Cuando dos planos de color entran en contacto, aparece la ilusión de una línea más obscura que las separa, aislando ese espacio de toque. Por medio de sus "módulos de acontecimiento cromático”, Cruz-Diez consigue la aparición de nuevas gamas de color no presentes en el plano que pueden variar según la fuente luminosa y de acuerdo a la distancia y a los desplazamientos del espectador, transformando el plano estático.
En 1964, mientras Cruz-Diez trabajaba en un Color Aditivo, superpuso una hoja de acetato con un patrón de líneas similar sobre la obra, al desplazarla por la superficie, una nueva secuencia de líneas y movimiento apareció dando como resultado el surgimiento de las Cromointerferencias, con las que pone en evidencia que los cambios de color y movimiento que percibimos no están plasmados en el soporte, sino en nuestro ojo y mente.
Entendiendo la concepción de que el color no está limitado por la forma, en su serie Inducción Cromática, Cruz-Diez estudió el fenómeno de los colores complementarios, o efecto post-imagen. Esto significa que cuando uno observa por algunos segundos un plano con un color y mueve la mirada a un plano vacío, observará el color complementario. Se trata de un fenómeno que tiene lugar en dos tiempos, sin embargo, estas obras logran capturarlo y fijarlo en un solo tiempo.
El proceso reductivo de Cruz-Diez abrió la posibilidad a composiciones infinitas, las cuales extrajo constantemente durante su larga y productiva carrera. En el proceso, la relación entre espectador y objeto -muy importante en el arte cinético- se volvió intrínsecamente ligada al entendimiento y disfrute de su arte. No nos quedamos quietos ante una obra de Cruz-Diez. Para experimentarla plenamente, debemos caminar de un lado a otro. El movimiento lineal activa las transformaciones de colores y formas haciéndonos participantes indispensables de su creación
Alma Ruiz