cosmic rational emerge para reflexionar sobre la complejidad de encontrar el lugar propio en un presente que se acelera y refracta rápidamente, creando una constelación de ideas en la que todo es conciencia. Aquí nada es estático; todo rincón del cosmos se ve trastornado. Para Bitzer, todo lo que sucede es espontáneo, orgánico, múltiple, simultáneo, moldeable, infinito y se encuentra en constante expansión, al igual que la conciencia.
Uno de los principales protagonistas de la exposición es “Eddie feliz”, una figura anguiliforme y metamórfica que, en el mundo de Bitzer, tiene la capacidad de reconfigurarse, reconstruirse y camuflarse perpetuamente; expandiéndose como acordeón en la obra que da título a la exposición y enrollándose como una diana luminosa en el cuadro de título humorístico, Eddie Spaghetti. Eddie es un voraz devorador cósmico. En el léxico artístico de Bitzer, el Eddie feliz es un recipiente para el alma; traza los contornos de las influencias y de los estímulos exteriores según su propia lógica interior, absorbiéndolos, consumiéndolos o digiriéndolos.
cosmic rational, obra que da título a la exposición, engloba un conjunto de superficies pintadas y escultóricas. Rayas, triángulos y ángulos duros que se unen para formar un happy Eddie de gran tamaño, compuesto por materiales como madera, vidrio y pintura. Repleto de ilusiones ópticas, el cuadro se extiende en el espacio tridimensional; las líneas verticales sobresalen de la pared, los puntos pintados dan paso a pelotas de ping pong y una pista textual de uno de los mayores misterios de la vida está incrustada en las ondulantes superficies de la obra.
Soliloqui resulta de reflexiones de Bitzer entorno a la naturaleza de la autopercepción. Es la representación de un monólogo introspectivo, donde la voz interior construye la realidad. Las siluetas empalmadas capturan hábilmente la interconexión entre el yo y el mundo exterior. Para Bitzer, es una forma de recordad que por más que dialoguemos de forma interna, la “otredad” siempre constituirá un elemento clave en nuestra identidad, recalcando la noción de que nuestro se sitúa entre nuestros pensamientos internos y la influencia de los demás.
Los espejos-retratos de Matthias Bitzer son una metafórica puerta de entrada a nuestro pasado, presente y futuro. Colocarnos frente a esta pieza implica no solo ver nuestro reflejo actual, sino también la naturaleza del tiempo a través de nuestra imagen. Los rostros misteriosos de Bitzer se sitúan en la brecha entre lo histórico y lo contemporáneo. Contemplar su superficie reflectante, implica emprender un viaje contemplativo que revela las diferentes caras de nuestras experiencias y las referencias culturales que nos dan identidad.
El interés de Bitzer por plasmar experiencias, recuerdos y sensaciones se hace presente en cada pieza y le ha llevado a desarrollar, durante los últimos 15 años, las 48 obras que componen el collage Phosohor Notes, sobre el que Jesi Khavidi dice:
“A diferencia de las imágenes de sus piezas más figurativas, que tienen una cualidad críptica y atemporal, éstas poseen un tipo diferente de temporalidad; son imágenes instantáneas y rápidas de nuestro tiempo que el artista aborda en un nivel más abstracto y que explora en piezas de mayor escala. Al igual que "escribir entre líneas con tinta invisible", las notas son una forma contemporánea del antiguo género literario hypómnema; cuadernos que forman una memoria material de las cosas leídas, oídas y pensadas y que se ofrecen al usuario como un tesoro acumulado para su relectura y meditación”.
Sus creaciones no tienen un discurso fijo, en su lugar adquieren y construyen su significado en la mente de cada observador; representan la perpetuidad de lo “constante” en lo cambiante; se adaptan a cualquier experimento, día y espacio; no se limitan a un cuadro, una pieza, un discurso, una exposición o una época. El carácter íntimo de su trabajo devela la fragilidad de todo aquello que tomamos por “verdad”.
OBRA GRÁFICA