(Ciudad de México, 1975)
Paul Muguet, se formó como artista plástico en la Escuela de Bellas Artes de Annecy y posteriormente en la Escuela Superior de Bellas Artes de Nîmes. Su trabajo se desarrolla dentro de las disciplinas de la pintura y escultura, medios que le permiten explorar lo que ha llamado “las preocupaciones, los intereses, las emociones que se dan en la vida diaria de cualquier persona”. Las alusiones referentes a la cotidianidad son por tanto fundamentales en su obra, sean pensamientos comunes sobre la muerte, el paso del tiempo, los sueños o sean a los objetos familiares sobre los cuales quedan impresas las vivencias de cada persona.
Tales vivencias están inscritas en culturas materiales, cuyas aproximaciones al color y al diseño son particulares. Muguet se caracteriza por reactivar la complejidad de aquello que la cultura ha integrado como parte de su normalidad visual.
Muguet actualmente vive y trabaja en la Ciudad de México.
La serie “Petates” (2018) se remite a objetos de la vida cotidiana que el artista considera “iconos de la cultura”. En otras palabras, el diseño y los patrones formales de las cosas sintetizan – o de menos indican – visiones enteras del mundo que emergen colectivamente de la sociedad. La imagen del objeto en forma de pintura, la cual abstrae los elementos fundamentales de su aspecto, permite una disociación momentánea: el petate deja de ser absolutamente familiar y se representa sobre el lienzo.
Los distintivos patrones y tonalidades de los petates, son producto de la cultura visual mexicana, así como también lo son las bolsas, camas, y tapetes, típicos, cuya complejidad diversa adquiere nuevas dimensiones al ser plasmadas como pinturas. Si bien existe un contexto compartido en el que estos patrones se remiten a objetos determinados, convive directamente con un contexto personal, en el que esos mismos objetos dejan de tener un significado compartido y adquieren uno único, dependiente del individuo que los mira. Esta conexión es uno de los motivos principales de la investigación del artista.
El petate es una especie de tapete o alfombra tejida que se utiliza en México y algunos países de Centro América. Están elaborados a base de fibras de una planta homónima. Su proceso emplea un entramado y trazado, que dan como resultado variaciones cromáticas y geométricas, para estimular una reflexión semiótica acerca de nuestra forma de relacionar concepto, imagen y significado que actúan como vehículos para nuevas relaciones entre significados y significantes.
El petate guarda un profundo simbolismo y su uso adquiere matices místicos de la cultura centroamericana que se remonta a las tradiciones prehispánicas, pues desde tiempos ancestrales acompaña al ser humano a lo largo de su vida. Su carácter práctico le da distintas posibilidades de uso, estando presente en las actividades diarias desde ser soporte para colocar la comida, para secar granos de semillas bajo el sol después de la cosecha, para las labores de parto, hasta durante ceremonias fúnebres.
En palabras del artista: “La pintura contemporánea es un medio que debe cuestionar la manera en que nos relacionamos con los otros objetos y fenómenos culturales que nos rodean, usando la percepción y partiendo de los referentes históricos de los espectadores que se enfrentan a ella”.