Vered Engelhard | Patrick Hamilton | Maria Laet | Randolpho Lamonier | Raphaela Melsohn | Diego Pérez | Nohemí Pérez Amador | Lisa Sanditz
Antes de que apareciera la abstracción como lenguaje autorreflexivo y experimental del arte, la pintura paisajística fue, quizás, la forma más abstracta de pintura. Su fusión con la investigación científica (la botánica, la geología), y los debates de la teoría estética imbricados con la ciencia, hicieron de este género un importante laboratorio del arte occidental. Es sabido que fue Johann Moritz Rugendas (1802-1852) —el pintor viajero inspirado por Alexander von Humboldt—, quien, antes del impresionismo, inventó la pintura “en plein air”.
Pese a ello, el paisaje y sus derivas escatológicas parecen términos difíciles de conciliar con el mundo contemporáneo. El principio de la unidad de la naturaleza de von Humboldt, que consistía en llevar a representación fidedigna los fenómenos naturales (de acuerdo con sus propias leyes), se enfrenta hoy a la desintegración de lo natural. Sin embargo, y de forma paradójica, es precisamente en el paisaje donde convergen la distopía del edén, la introspección de las subjetividades atribuladas por los fanatismos y la inaplazable necesidad de recuperación de un mundo arrasado por los desastres ambientales.
Después del edén es una exposición grupal que se enmarca en la idea del paisaje que ha quedado ˝después del paraíso˝. En la selección aquí propuesta se aborda la conmoción de la tierra americana amenazada por las fuerzas destructivas del progreso y la explotación de los minerales, revelando así lugares inusitados del entorno donde el paisaje ya no produce un sentimiento de plenitud espiritual o de contemplación estética, sino un espacio de incertidumbre y caos, o incluso, de inquietante belleza. Los trabajos incluidos en esta exposición presentan un recorrido epistémico que se articula desde las artes visuales y que da cuenta de este momento cuando el homo sapiens ya no pretende crear una esfera divina de la naturaleza, separándola de la cultura. Aquí, el paisaje forma parte de una cadena de esferas interconectadas.
Gabriela Rangel