Desarrollado por primera vez en 1974, Ambiente Cromointerferente desafía la noción de obra de arte y espectador como entidades separadas.
Esta obra proyecta una secuencia de franjas de colores paralelas dispuestas verticalmente utilizando la luz sobre las paredes, el suelo, el público, los objetos y el espacio. Se experimenta un estado de movimiento desorientador a medida que el espacio sobre el que se proyecta transforma y vuelve transparente todo lo que hay en su interior. Esto crea un ambiente donde las personas y los objetos se vuelven uno con la obra, adquiriendo el doble papel de actores y autores en un complejo evento cromático que se desarrolla ante tus propios ojos.
Al cambiar la relación entre el espectador y la obra de arte, Cruz-Diez saca a las personas de las sombras y las coloca firmemente en el centro de atención.